jueves, 1 de octubre de 2009

CILLERERO

Sugerida por...David Celada

En algunas órdenes monacales, mayordomo del monasterio.

Del latín "cellararĭus", a su vez de "cella": despensa.

El ilustre cillerero era un cargo muy importante en la vida monacal, que implicaba supervisar a un grupo de monjes que colaboraban con él en las tareas cotidianas del monasterio.

El cillerero era el encargado de la intendencia, es decir, de la dirección, cuidado y gobierno del monasterio. Entre otras tareas, tenía encomendado el abastecimiento de víveres y su posterior reparto individual: él era quien dirigía el servicio durante la comida y se ocupaba de los huéspedes...

En la cocina era ayudado por el subcillerero; en el refectorio por el refitolero y el custos vini -monje encargado del vino y todo lo referente a él-. Todos estos monjes tenían a la vez sus propios ayudantes y todos ellos dependían del cillerero.

Además, tanto el monje condestable, encargado de los establos, y el agostero, encargado del almacenamiento del trigo, eran también subordinados del poderoso cillerero.

Por si fuera poco; como bien nos comenta nuestro custodio David, en determinadas órdenes ,las tareas y el poder de este puesto abarcaban un espectro incluso más amplio: el cillerero al mando de la construcción de un nuevo monasterio cisterciense era el monje encargado por el abad de controlar las obras y además llevaba las finanzas de la abadía bajo la directa supervisión del abad.

Copiamos un fragmento de: LA REGLA DE SAN BENITO EXPLICADA POR STA. HILDEGARDA acerca de nuestra palabra de hoy:

...Habla así del cillerero del monasterio: "Proporcione a los hermanos la ración establecida, sin altivez ni retraso, para que no se escandalicen, acordándose de la palabra divina acerca de lo que se merece el que hubiere escandalizado a uno de mis pequeños '"(RB 31, 16); no se establece una predeterminada medida, y se dará sin altivez u orgullo [typo] ni dilación o retraso. En la palabra typo el ti es "para tí", y "en" po, es decir, poder. El cillerero no podrá, por lo tanto, decirse a sí mismo: "Tienes el poder de dar y de negar cuando lo desees", de suerte que podría dar más y mejor alimento a quien le pareciese, y menos y peor al que quisiere. Así pueden obrar los mundanos en la administración de sus señores, ganándose de ese modo su aprecio, pero el cillerero no se arroga semejante poder cuando da mayor porción al que necesita, que dando menos al que tiene menos necesidad. Ni se retrasará en dar lo que debe dar...

Verdaderamente, un puesto de alto mando y gran responsabilidad que requería una gran fortaleza y rectitud moral… ¿cuántas personas darían este perfil hoy en día en el mercado laboral?

¡Hasta la próxima oferta!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Uffff, yo creo que ya no piden rectitud moral en ningún puesto de trabajo, ajjajaja. No la conocía.

Alberto dijo...

Buenas noches, acabo de descubrir tu blog y me parece fantástico, muy encomiable en estos tiempos que corren.
Te diré que, como técnico de biblioteca de la Organización Nacional de Ciegos y responsable de un club de lectura en braille y otro virtual, lo voy a recomendar muy vivamente.
Muchos ánimos para seguir con esta labor de mantener vivas las palabras.
Mi blog, tiflohomero, también trata de ir en esa línea de mantener la riqueza de nuestra lengua.
Hasta pronto y lo dicho.
Un abrazo.

LLdM dijo...

Muchas gracias, Alberto; compartimos contigo ese afán de superación y esa pasión por las letras... y las palabras.

Como bien dices en el encabezado de tu Tiflohomero: Sólo quien cree en la realidad de los sueños está realmente vivo. Siempre adelante.

Te seguimos desde ya. Un abrazo.

Equipo LLdM

Alma Mateos Taborda dijo...

Muy interesante post, me ilustro leyéndote. Un abrazo

Miyita dijo...

Me gustó mucho tu blog, permiteme seguirlo. Abrazos y besos muchos.

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Muchisimas gracias por ilustrarnos tan vastamente.


Abrazos

carmen i. gonzález dijo...

Acabo de terminar "El Nombre de la Rosa" y uno de sus personajes era, precisamente, el dichoso cillerero.

Nunca supe sus funciones hasta ahora. Debo confesar que no me molesté en abrir la RAE mientras estuve leyendo la novela.

Gracias, mil!

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