miércoles, 13 de octubre de 2010

ALFERECÍA

Sugerida por...Goswintha
1. Enfermedad, caracterizada por convulsiones y pérdida del conocimiento, más frecuente en la infancia, e identificada a veces con la epilepsia.

Del árabe hispánico alfaliǧíyya, este del árabe clásico fāliǧ, y este del griego ἀποπληξία, "apoplejía".

2. Alferazgo. Empleo o dignidad de alférez.

De alférez.

Alferecía es un término homógrafo, que posee distinta significación y etimología aunque la grafía es identica. Por un lado tenemos alferecía como una enfermedad y por otro alferecía como empleo de alférez...

En la primera acepción, nuestra voz de hoy proviene del árabe y se refiere a un tipo de enfermedad de características similares a la epilepsia, con episodios de convulsiones repetitivas y espontáneas, alterando la función cerebral y produciendo cambios de comportamiento...

Sebastian de Covarruvias (1539-1613) en el Tesoro de la Lengua castellana definía la alferecía como sigue: "Enfermedad peligrosa que suele dar a los niños. Dice Urrea que en su terminación arábiga es ferencietum, del verbo ferece, que significa acarrear, traer consigo o causar desgracia o pérdida, porque muy pocos de los que tienen este accidente escapan…"

En su segunda acepción, sin embargo, alferecía se refiere al cargo de alférez: oficial del ejército más bajo de la carrera: un alumno que está cursando los estudios de la carrera militar, -con la salvedad del Alférez de navío, grado que en la marina de guerra equivale al del teniente del ejército-

Para contextualizar nuestro término en su primera acepción recurrimos al insigne Miguel de Cervantes Saavedra (1547- 1616) en: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Volumen 2:

…Mas a penas dio lugar la claridad del día para ver y diferenciar las cosas, cuando la primera que se ofreció a los ojos de Sancho Panza fue la nariz del escudero del Bosque, que era tan grande, que casi le hacía sombra a todo el cuerpo. Cuéntase, en efecto, que era de demasiada grandeza, corva en la mitad y toda llena de verrugas, de color amoratado, como de berenjena; color, verrugas y encorvamiento así le afeaban el rostro, que en viéndole Sancho, comenzó a herir de pie y de mano, como niño con alferecía, y propuso en su corazón de dejarse dar doscientas bofetadas antes de despertar la cólera para reñir con aquel vestiglo…

¡Hasta la próxima palabra!
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1 comentario:

k dijo...

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muak -

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