jueves, 28 de marzo de 2013

GARLOPA

 Sugerida por...Félix

Cepillo largo y con puño, que sirve para igualar las superficies de la madera ya cepillada, especialmente en las junturas de las tablas. 

Garlopa es una palabra de sobra conocida para los carpinteros, pues forma parte de los adminículos que emplea la persona que trabaja y labra la madera... Procede del provenzal garlopo, y consiste en un cepillo largo y con empuñadura empleado para trabajos ordinarios, especialmente para igualar superficies de la madera...

Existen varios tipos. Por ejemplo, los garlopones o galeras son grandes y se usan para cepillar material muy recto, mientras que los garlopines, más pequeños -unos 40 cm-, sirven para desbastar antes del acabado...

Hoy traemos a este espacio el libro Vivir adrede, del escritor uruguayo Mario Benedetti (1920-2009), del cual reproducimos un párrafo alusivo:

“Hay un modo mecánico de entender la vida, un estilo sin escándalos ni hurras, sin el desabrigo de las tinieblas ni el acompañamiento de las melodías. No sirve ser vagabundo, ni gozar con las primicias de la soledad, tal vez porque el cuerpo se vuelve un artefacto y no importan vergüenzas ni utopías. Cada jornada reclama un accesorio, cada crepúsculo es un artilugio, cada relámpago una chispa suelta. En el modo mecánico de entender la vida, hay que adquirir una garlopa sin perdón, una sierra de angustia, un buril de rabieta. ¡Ah!, pero cuidado con desanimarnos si algún tonto nos dice que nos falta un tornillo..."

¡Hasta la próxima herramienta en esta caja de palabras! ;-)
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4 comentarios:

ojo humano dijo...

Interesante el texto de Benedetti, para vivir tal vez es necesario tener suelto algún "tornillo", ?cómo podríamos amar tanto las palabras si así no fuera?

Francisco Espada dijo...

Hoy es una herramienta en desuso por las maquinas, pero fue herramienta fundamental de toda carpintería.

Anónimo dijo...

La carpintería, lugar de fascinante creatividad. Me parece semejante al arte, el tallado las formas. Hay algo en la madera que no despoja al árbol.
Un perfume de aserrín y vetas rasgadas.
Del tronquito abandonado, esculturas. Recuedo haber pintado varios, con polvo de ladrillo y agua. Y hasta el verde de la clorofila servía al pincel.
Algo de locura, y juego de infancia. Quién no robó un serrucho, más grande que el propio cuerpo, para crear el destino de un pequeño adminículo de palo y ramito de parra seca..
un besote, en esta hermosa mañana soleada.



viviendo por vivir dijo...

y quien en esta vida no necesita una garlopa para desbastar un poco aquellas cosas que ya no necesiamos y nos reusamos a sacar del alma??? muy interesante el texto, felicidades

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