jueves, 14 de noviembre de 2013

PÁNICO

1. Referente al dios Pan.
2. Se dice del miedo extremado o del terror producido por la amenaza de un peligro inminente, y que con frecuencia es colectivo y contagioso.

Pánico es un adjetivo -usado más comúnmente como sustantivo- que procede del latín panĭcus, y este del griego Πανικός, y está estrechamente relacionado con el dios Pan, tal y como nos comenta nuestro custodio Atticus, quien nos sugiere la voz del día y nos envía además la imagen que lo acompaña:

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En la mitología griega el dios (o semidiós) Pan era el señor de la naturaleza salvaje. Sus siestas eran de carácter sagrado y contaba la leyenda que al despertar a Pan este emitía un alarido que provocaba terror entre bestias y hombres.

"El dios Pan es dios de las fuerzas instintivas y del placer erótico. Su medio natural es lo selvático, la naturaleza exuberante. Toca la música de flauta, persigue a las ninfas, ahuyenta con un grito feroz, generador de pánico, a quienes lo despiertan en su siesta."

Esa es una de las posibles explicaciones de la formación de la palabra 'pánico'. Otra de ellas cuenta que el dios Pan en sus muchas andanzas eróticas de persecución a ninfas emitía gritos que infundían miedo a dichas ninfas que se veían previstas y escapaban despavoridas pero siempre juguetonas (creando más de un conflicto mitológico).

La opinión más plausible de todas es debido al carácter de dios de las zonas boscosas y con ello a los ruidos y rumores que son audibles en estos y a los que los habitantes de la antigua Grecia denominaron 'miedo Pánico' y acabaron simplificando en 'pánico'.
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¡Gracias, Atticus!... concluimos con un estremecedor fragmento del poema Letanía erótica para la paz, de Griselda Álvarez:

"...Alguien pregona la destrucción,
alguien quiere tragarse la palabra humanidad,
porque los cerebros fríos se están calentando con odio.
Dicen que la muerte llueve
y en alambres de púas se clavan las preguntas.
Piensan hoy que comemos muerto a diario
y en esta muerte transformada somos.
Una noche animal da al horizonte
y en él
arden los niños y los hombres arden.
El desaliento curva las espaldas
las frentes miran hacia abajo,
sobre la piel se unta el miedo,
los ojos se llenan de vidrios
y el corazón, caracol de pánico, ensancha su locura.
Empequeñecidas,
las madres son gusanos que piden misericordia
en este breve infierno,
mientras el aniquimilamiento silba como víbora.
Porque la inconciencia ha pedido nuestro uniforme final..."

¡Hasta el próximo artículo titánico! ;-)
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2 comentarios:

ojo humano dijo...

Qué estupenda entrada, y el poema absolutamente adecuado.
Por cierto, he sentido varias veces temor, nunca pánico, debe ser muy terrible para la salud.
Gracias amigos, en especial a Atticus (¿qué nombre es ese?)

anuar bolaños dijo...

¿Has sentido alguna vez que habitas en un enjambre?

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