jueves, 13 de febrero de 2014

ALFORFÓN

1. Planta anual de la familia de las Poligonáceas, como de un metro de altura, con tallos nudosos, hojas grandes y acorazonadas, flores blancas sonrosadas, en racimo, y fruto negruzco y triangular, del que se hace pan en algunas comarcas de España.
2. Semilla de esta planta.

(Artículo escrito por... Alfonso Cañizares)
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Bajo denominación tan sonora y pomposa se esconde una mísera planta que se cultiva en tierras paupérrimas y de su fruto de escasísimo valor nutritivo se obtiene un pan excesivamente degradado como alimento.

Como palabra española, al parecer, es muy moderna pues no consta ni en el Tesoro de Covarrubias (1611) ni en el diccionario de Autoridades (primero de la RAE 1726).

Según documentación obrante en mi poder, el alforfón no fue conocido por los antiguos, su importación a Europa debe referirse probablemente al año 1530; no obstante, Jerónimo Fragus describió con exactitud la planta en 1546, lo que hace sospechar alguna anterior expedición.

Primero se conoció en la región mediterránea, siendo extendido su cultivo por los sarracenos, de ahí su nombre francés de blé sarrasin.

Todos estos datos han sido extraídos de la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana (Gran Espasa 1909)

Actualmente es vocablo recogido por los diccionarios de la RAE, María Moliner y Julio Casares, con definiciones prácticamente idénticas, que el oficial describe:

“(Del aumentativo del gallego alforfa, alfalfa, por servir de forraje). Planta anual de la familia de las Poligonáceas, como de un metro de altura, con tallos nudosos, hojas grandes y acorazadas, fruto negruzco y triangular del que se hace pan en algunas comarcas de España”.

María Moliner destaca que el pan que se hace en algunos sitios es de muy mala calidad.

No es nada frecuente encontrar esta palabra en algún texto literario. No obstante la he visto en el Tomo II de los Reyes Malditos, refiriéndose al cautiverio de Margarita y Blanca de Borgoña, nueras del Rey Felipe IV el Hermoso del país vecino, encarceladas a perpetuidad por adúlteras. (Su autor es Maurice Druon, de la Academia Francesa, premio Goncourt por su novela Las grandes familias, ex ministro de cultura ya fallecido, y el libro al que me refiero ha sido traducido, muy bien por cierto, en 2009 por Mª Guadalupe Orozco Bravo).

El texto dice así:

“.. y después, ese medio año en la fortaleza con aquel calor de verano sobrecalentando las piedras de aquel frío helado desde que había llegado el otoño; ese viento que gemía sin descanso en las vigas; esa sopa negra de ALFORFÓN que les servían en las comidas; esas camisas tan rugosas y ásperas como de crin que no les cambiaban más que cada dos meses; …”

Además de lo dicho, deseo aclarar que nunca busco las palabras con las que colaboro, ellas me encuentran a mí en mis continuas y variadas lecturas, como en la obra detallada.
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¡Gracias, Alfonso!... ¡Hasta la próxima rumba entre la mandolina y el bandoneón! ;-)
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2 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Pero, lo más importante...engorda.

Sois un pozo de sabiduría.

ojo humano dijo...

Alfonso Cañizares, todo un escritor. Muy bueno el aporte y la palabra me encantó.

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