sahio
Falta de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas.
Se me escapa el porqué, pero resulta evidente que cada vez interesa más crear una sociedad de pusilánimes. Se ha hecho raro que la gente dirima sus diferencias sin recurrir a alguna instancia superior o árbitro conminatorio: policía, jueces, comités, leyes, ordenanzas. Lo cual tiene, como primera consecuencia nefasta, la obsesión por reglamentarlo todo, cuando no todo ha de estar sujeto a reglamentos. Es más, cada vez que cualquier aspecto de la vida “sufre” una normativa, o algo que no lo era es convertido en delito, se está renunciando a una parcela de libertad.
La formación de pusilánimes. Javier Marías