2. Dejar muy impresionada a una persona.
“Vivimos en una sociedad narcisista que ha permitido que la fuente de autoestima se traslade a la opinión de los demás, de manera que acabamos siendo el efecto de las expectativas de ellos. Los jóvenes lo padecen, sobre todo, por una falta de aceptación incondicional de la madre y por un descuido afectivo en la familia. Terminan desarrollando una personalidad vanidosa que en realidad oculta un profundo complejo de inferioridad que les aboca de inmediato al sufrimiento. Este rechazo de sí mismos provoca en ellos un deseo de fulminar y maltratar a todo aquel que demuestre que es mejor”
Iñaki Piñuel.
1 comentario:
Sinergia, sincronía, sinfonía… ¡llena mi universo de tu entropía!... abraza, mi coraza… invoca, disloca, imagina, fulmina... siente… hirviente, valiente, viviente…
…el electrizante relámpago de nuestra utopía.
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