Del latín indulgens, -entis.
Aquel afortunado poseedor de la virtud de la indulgencia ha aprendido a sufrir con paciencia los agravios que se le hacen, perdonando las faltas y proclamando que las debilidades son la herencia de la humanidad y que nadie es infalible...
Acerca del indulgente, escribe Fred Luskin en una de sus obras principales:
Cuando el dolor se ha perdonado varias veces, uno siente que se vuelve una persona más indulgente. Vemos que somos menos propensos al disgusto y más pacientes con la gente... sin ser la única opción, perdonar es una forma inteligente de "evitar las saetas y los disparos de la mala suerte"
Y escribe Crysolidan en Trivamps:
Sonrisa hiriente
Corazón latiente
Tu nombre omnipresente
Desarma mi dádiva indulgente
...Y es que no cabe duda de que en ocasiones las pulsiones son difíciles de controlar... quizá la indulgencia sea una de las virtudes más difíciles de poner en práctica en los tiempos que corren...
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