2. Castigar con golpes, palos o azotes.
Tundir, tundir, tundir... le damos mil vueltas a esta palabra con la sensación de que ya la hemos visto antes en alguna otra parte... ¿Qué sustantivo puede estar asociado a este verbo tan interesante?
Pues una tunda; una buena tunda, ¡sí señor!... pero antes de sacar conclusiones, echemos un vistazo a la etimología:
Tundir tiene dos acepciones muy diferentes, y dependiendo de a cuál nos refiramos, su etimología varía:
La primera cortar o igualar, viene del latín tondere, trasquilar, rapar, cortar....
La segunda castigar, también viene del latín, en este caso del término tundere, vapulear, zarandear, zurrar.
Hoy nos vamos a centrar en tundir como trasquilar, rapar, cortar:
Y es que la manufactura textil era muy valorada en la Edad media: un gran número de personas se dedicaban de forma directa o indirecta a este noble sector -bataneros, cardadores, tejedores, tintoreros y cómo no... los tundidores que eran los artesanos que se dedicaban a tundir-.
La lana era un producto verdaderamente lucrativo hace unos siglos. Se preparaba para ser hilada y tejida fabricando piezas un tanto bastas que una vez cardadas se extendían sobre una mesa formando un paño, que el tundidor cortaba con las tijeras para igualarlo y eliminar el pelo sobrante, realzando así su belleza.
Según el Censo de 1753 del Marqués de La Ensenada, (1702-1781) estadista y político, existían en La Rioja, 23 tijeras de tundir, teniendo en cuenta que la población española llegaba por aquel entonces a unos 7 millones y medio de habitantes, tampoco nos parece un número excesivo...
En fin, la siguiente vez que sintamos la necesidad de ir a la peluquería para raparnos el pelo o igualarnos las puntas... ¡no nos olvidemos pedirle a nuestro peluquero favorito que nos haga un buen tundido.
¡Hasta la próxima, compañeros!.
La lana era un producto verdaderamente lucrativo hace unos siglos. Se preparaba para ser hilada y tejida fabricando piezas un tanto bastas que una vez cardadas se extendían sobre una mesa formando un paño, que el tundidor cortaba con las tijeras para igualarlo y eliminar el pelo sobrante, realzando así su belleza.
Según el Censo de 1753 del Marqués de La Ensenada, (1702-1781) estadista y político, existían en La Rioja, 23 tijeras de tundir, teniendo en cuenta que la población española llegaba por aquel entonces a unos 7 millones y medio de habitantes, tampoco nos parece un número excesivo...
En fin, la siguiente vez que sintamos la necesidad de ir a la peluquería para raparnos el pelo o igualarnos las puntas... ¡no nos olvidemos pedirle a nuestro peluquero favorito que nos haga un buen tundido.
¡Hasta la próxima, compañeros!.
4 comentarios:
Esta no me la sabía. La tendré en cuenta para mi próxima visita al peluquero, que se la tengo jurada, jajajajaj.
agradezco la sugerencia pero temo que mi peluquero entienda mal y quiera agarrarla conmigo a periodicazos... jajaja
Ajá, pues tenemos de la misma familia los términos intonso y tonsura.
compruebo que la primera no está en el DRAE y se dice de los libros en rústica cuyos cuadernillos no han sido todavía cortados o guillotinados. Los que tenemos primaveras hemos visto bastantes y sin hay aficionados a hacerse sus libros o cuadernos, a practicar la "de re ligatoria" ya saben a qué me refiero.
Saludos
Toñi, el DRAE si recoge el término INTONSO del cual tomamos nota y lo incorporamos a nuestra lista de palabras pendientes de publicación.
Gracias amigos por vuestras aportaciones. Dama
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