2. Desocupado o exento de obligaciones.
3. Inútil, sin fruto ni provecho.
Del latín otiōsus
Según el saber popular, la ociosidad es la madre de todos los vicios... la ociosidad es el auténtico catalizador para sacar a relucir lo peor de uno mismo...
Parece ser que los romanos, al ser un pueblo guerrero, no eran muy amantes del trabajo... sin embargo sí que eran amantes de las casas lujosas las calles asfaltadas y las grandes obras de ingeniería...
Se decía de algunos patricios romanos que cuando estaban en sus palacios de invierno y nevaba abundantemente, hacían que sus esclavos encendieran las estufas y chimeneas y, acto seguido, les ordenaban pasear por la nieve que rodeaba el palacio. Disfrutaban así del placer de sentirse abrigados y calentitos en su casa viendo cómo otros pasaban frío a la intemperie. Recuerdo haber leído que algunos patricios -obviamente crueles- ordenaban a los esclavos pasear descalzos.
Supongo que esto tendrá algo que ver con esa afición tan española que consiste en ver trabajar a los demás mientras nosotros estamos ociosos. Fíjense en una obra cualquiera próxima a un paseo o a una calle peatonal. Probablemente verán a docenas de desocupados que miran atentamente cómo cuatro o cinco obreros hacen el trabajo. Muestran tanto interés los supervisores que parecen los capataces encargados de la vigilancia de la obra. El espectáculo está servido.
Este interesante problema de falta de mano de obra vocacional lo resolvían con esclavos, y por ende, los ciudadanos pasaban mucho tiempo ociosos....
En tiempos de paz no les gustaba estar sin hacer nada e inventaron el ne otium (no ocio) que más tarde se convirtió en lo que hoy conocemos como negocio. (Así que ya véis; todos los grandes descubrimientos de la humanidad nacen de chiripa o de puro aburrimiento, ¡vaya panorama!)
En cualquier caso, desde el principio de los tiempos, la humanidad ha distinguido dos clases de ociosos: El ocioso de las clases dirigentes -a los que el ocio les confería honor, dignidad, etc- y el ocioso sin oficio ni beneficio, propio del personaje servil e indigno: el ocioso marginal...
Afortunadamente, hoy el concepto de estar ocioso es sinónimo de tener tiempo libre, de vacaciones, cese de la actividad laboral... por cierto que hasta mediados del siglo XX no se implantó legalmente el tiempo libre, esto es... el tiempo ocioso remunerado
Para terminar, transcribimos unos párrafos de un genial artículo de José Mª Izquierdo Rojo, médico y escritor.
En tiempos de paz no les gustaba estar sin hacer nada e inventaron el ne otium (no ocio) que más tarde se convirtió en lo que hoy conocemos como negocio. (Así que ya véis; todos los grandes descubrimientos de la humanidad nacen de chiripa o de puro aburrimiento, ¡vaya panorama!)
En cualquier caso, desde el principio de los tiempos, la humanidad ha distinguido dos clases de ociosos: El ocioso de las clases dirigentes -a los que el ocio les confería honor, dignidad, etc- y el ocioso sin oficio ni beneficio, propio del personaje servil e indigno: el ocioso marginal...
Afortunadamente, hoy el concepto de estar ocioso es sinónimo de tener tiempo libre, de vacaciones, cese de la actividad laboral... por cierto que hasta mediados del siglo XX no se implantó legalmente el tiempo libre, esto es... el tiempo ocioso remunerado
Para terminar, transcribimos unos párrafos de un genial artículo de José Mª Izquierdo Rojo, médico y escritor.
Se decía de algunos patricios romanos que cuando estaban en sus palacios de invierno y nevaba abundantemente, hacían que sus esclavos encendieran las estufas y chimeneas y, acto seguido, les ordenaban pasear por la nieve que rodeaba el palacio. Disfrutaban así del placer de sentirse abrigados y calentitos en su casa viendo cómo otros pasaban frío a la intemperie. Recuerdo haber leído que algunos patricios -obviamente crueles- ordenaban a los esclavos pasear descalzos.
Supongo que esto tendrá algo que ver con esa afición tan española que consiste en ver trabajar a los demás mientras nosotros estamos ociosos. Fíjense en una obra cualquiera próxima a un paseo o a una calle peatonal. Probablemente verán a docenas de desocupados que miran atentamente cómo cuatro o cinco obreros hacen el trabajo. Muestran tanto interés los supervisores que parecen los capataces encargados de la vigilancia de la obra. El espectáculo está servido.
4 comentarios:
Jjajajjaja, pues a mi me encanta estar ociosa!!!!
Hola, LLdM.
Somos un grupo de personas que seguíamos a Maria Amelia, la "abuela bloggera" (amis95.blogspot.com) recientemente fallecida.
Estamos intentando llevar adelante un proyecto consistente en instaurar un premio con su nombre que iría destinado a las personas mayores que tengan o decidan crear un blog. Pretendemos incentivar la incorporación de los ancianos a las nuevas tecnologías y a adoptar en general un participación activa en la sociedad.
Si simpatizas con la idea, te invitamos a conocernos y darnos tu opinión. Para nosotros es muy importante.
¡Te esperamos!
Un saludo afectuoso.
¿Habías recibido ya antes esta invitación? En ese caso, te pedimos disculpas.
Hoy lo raro es no ver a gente desocupada, hay más de los que deberían, y ojala hubieran muchas obras para ocupar a esa gente. En fín, que me pillas en un día filosófico...pero tienes razón, a pesar de lo que está pasando con el trabajo, hay otras personas que siguen ociosas porque quieren...
eso pa los flojos
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