Multicopista que reproduce textos o figuras grabados en una lámina de papel especial, a través de cuyas incisiones pasa tinta mediante la presión de un cilindro metálico.
Os dejamos con el artículo que nos envía nuestro custodio Altafulla acerca de esta voz, del inglés mimeograph...
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Va para los cuarenta años que no escuchaba esta palabra. Eran los tiempos de oposición activa donde el uso del clandestino mimeógrafo accionado a manivela se convertía en el centro de una fiesta nocturna en la que se imprimían panfletos y octavillas que repartíamos antes del amanecer.
El mimeógrafo, más conocido por ciclostil o multicopista, era un medio económico para hacer copias. Dicen que había sido inventado por Edison (este mozo inventó casi todo) a finales del siglo XIX. Los textos se preparaban con una máquina de escribir sobre una matriz en papel encerado llamada “esténcil”, mientras que las líneas y los sencillos dibujos se hacían con punzones y para las correcciones se utilizaba un líquido blanco parecido a la laca de uñas.
No sé dónde habrá ido a parar aquella máquina que era conocida como “la vietnamita”, que nos pringaba los dedos o se quedaba sin tinta a mitad del trabajo, herramienta de nuestras rabias contenidas y de ilusiones prohibidas, por eso no he podido contener una nostálgica emoción al leer el mensaje que acompañaba a un anónimo email:
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
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Gracias, Altafulla... ¡Hasta la próxima transmisión! ;-)
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