Armario, generalmente empotrado en la pared, con puertas y anaqueles, donde se guardan diversos objetos.
Alacena es una bella y evocadora palabra procedente del árabe hispánico alẖazána, y este del árabe clásico ẖizānah que designa un mueble destinado a guardar la vajilla, cubertería y otros enseres destinados a poner la mesa.
Para ejemplificar la voz de hoy hemos decidido compartir un par de hermosos poemas. El primero lleva por nombre Jacintos y pertenece a la poetisa española María Victoria Atencia:
"Los bulbos desecados en la alacena oscura
penden, y halcones penden del azul arrasado
y hay quienes los estudian cuando en la torre anidan;
hay quienes cuentan y anotan sus trasiegos.
La vida se suspende. Yo misma estoy suspensa.
Yo, jacinto también que ignoro los renuevos;
Yo, suspendido halcón que ya se abate."
Y el segundo es la Canción del tentador, de Rosario Castellanos, genial poetisa mexicana:
"Habitación de duendes
barre tu casa;
deja ya de gemir porque no tienes
un manojo de espigas en la falda.
Borra de esas paredes
calaveras pintadas,
cesa de pisotear racimos secos,
lleva tus pies a la piadosa grama.
Hurgas en ti y encuentras
alacenas saqueadas
y en el hogar un copo de ceniza
y un haz de leña verde y hogueras apagadas.
Abre tu puerta y oye:
alguien tiende los brazos y te llama.
Es el mundo que pide su rescate
como Moisés perdido entre las aguas."
¡Hasta la próxima voz desde el cielo y la gehena! ;-)
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2 comentarios:
Es una palabra que huele a cocina, a galletas recien hechas a caricias de azúcar...a infancia
Me encanta por las reminicencias que evoca.
Gracias por el agrado de un buen recuerdo.
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