"Una vez disipada la polvareda, apareció un caballo negro, con la frente marcada por una mancha blanca como un dracma de plata, hermoso, altivo, reluciente, y con las patas adornadas de una corona de pelos blancos. Venía hacia nosotros relinchando de un modo muy arrogante. Y cuando vio a mi amigo el joven león, se detuvo en honor suyo, y quiso retirarse discretamente. Pero el león, encantado de su elegancia y seducido por su aspecto, le dijo: "¿Quién eres, hermoso animal? ¿Por qué corres de ese modo, como si algo te inquietase en esta inmensa soledad?"
Cuento de la oca, el pavo real y la pava real. Las mil y una noches.
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