Presencia de espíritus en pena. Chile
La curiosa palabra que hoy nos ocupa tiene un claro acento chileno, y en cierto modo nos recuerda a otra que publicamos hace ya unos años: estantigua.
Se trata de un sustantivo empleado para designar la presencia de ánimas, fantasmas, espectros, apariciones y en definitiva toda clase de espíritus en pena...
Aunque como ya hemos señalado el uso de esta palabra está muy acotado dentro del país chileno, encontramos en la red innumerables referencias a este fenómeno, como por ejemplo esta historia que nos ha llamado la atención...
...Tampoco faltan las personas que piden consejo en los foros porque creen que su casa está "penada"... como véis se trata de todo un fenómeno... ¿creer o no creer? eso queda a criterio de cada uno...
Y vosotros, ¿tenéis alguna historia de penaduras que compartir en La Llave?
¡Hasta la próxima aparición!
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Se trata de un sustantivo empleado para designar la presencia de ánimas, fantasmas, espectros, apariciones y en definitiva toda clase de espíritus en pena...
Aunque como ya hemos señalado el uso de esta palabra está muy acotado dentro del país chileno, encontramos en la red innumerables referencias a este fenómeno, como por ejemplo esta historia que nos ha llamado la atención...
...Tampoco faltan las personas que piden consejo en los foros porque creen que su casa está "penada"... como véis se trata de todo un fenómeno... ¿creer o no creer? eso queda a criterio de cada uno...
Y vosotros, ¿tenéis alguna historia de penaduras que compartir en La Llave?
¡Hasta la próxima aparición!
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4 comentarios:
Hoy nos rodea la pérdida, desde Aragón el aire sabe a penadura.
Yo no se si entendí bien el significado de "penada", pero a ver, yo hace una semana que lo tengo instalado a mi novio en mi casa, sin intensiones de irse, eso no entra en "mi casa esta penada por mi novio", jaja, en broma.
No creo en estas cosas, pero las respeto, sin embargo considero que hay personas que son mucho mas molestas q un simple fantasma que deambula triste por un lugar.
Evelyn
Había en mi barrio una casa maldecida por un arrendatario que tenía conflictos con el dueño. La casa no pudo volver a arrendarse ni se pudo vender, todos los que entraban salían de ella con un sentimiento de tristeza tan grande que no querían volver.
El corredor de propiedades llamó al curo, luego a un pastor evangélico, ya estaba desesperado.
Después de tantas oraciones, un día cualquiera llegó un gringo que pagó al contado y no se hizo dramas con eso de que "penaban", tal vez ni siquiera creía.
Gracias por publicarla. Mi madre ha sufrido lo indecible por creer estas cosas. Yo, si oigo ruidos, averiguo directamente lo que lo produce, y si no lo sé, rezo.
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