Del latín complacentĭa.
¿Cuáles son las fuerzas motrices que impulsan nuestros actos cada día del año?
Si nos preguntamos por qué las personas persiguen algo -bien sea un bien material, una meta o un don espiritual-, siempre podemos contestar: por la satisfación, placer, felicidad... y en definitiva, complacencia que nos produce.
Todo aquello que nos agrada produce en nuestro interior un estado de complacencia... no sólo lo bello o hermoso, sino también virtudes como... la verdad, el afecto , la confianza, la responsabilidad y sobretodo... el amor.
Santo Tomás de Aquino define el amor como la primera complacencia: el agrado o atracción que sentimos frente a aquello que se nos presenta como bueno. Según el santo, el amor es el primero y más importante de los sentimientos humanos.
Las personas disfrutamos con otras muchas complacencias tangibles... sin ir más lejos, la complacencia literaria... tal y como ilustra Julian Marias (sobresaliente ensayista y distinguido filósofo) en El eclipse de Azorín.
El Azorín estricto, posterior a su mera gestación, anterior a su decadencia, es uno de los más grandes escritores de nuestro siglo, en España, y en cualquier parte; es ademas uno de los que son capaces de provocar más placer -claro que es dudoso que se busque hoy placer en la literatura-; personalmente tengo una ilimitada gratitud a azorín, a quien debo tanto deleite, tanta complacencia literaia, tantas noticias vivas, tantas iluminaciones sobre lo más profundo de nuestra historia, de nuestros libros, de nuestro pueblo.
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