1. Utensilio de rallar.
2. Chapa con agujeros iguales a los de ese instrumento que sirve para otros usos.
3. Especie de botijo con boca ancha de agujeros pequeños.
Rallo proviene del latín rallum; de radĕre, "raer", y describe un utensilio para rallar, consistente en una chapa con agujeros, que se usa en la cocina para desmenuzar alimentos como el pan duro, zanahorias, manzanas, cáscara de limón, nuez moscada, queso… ;-
A propósito de la tercera acepción, nuestro custodio Ylagares nos comenta: El rallo o botijo es uno de los objetos que van pasando a "mejor vida", pero fue la vasija más usada para mantener el agua fresca, sobre todo la de enero.
Ya nos lo dice el refranero:"Agua de enero, cada gota vale un dinero" o "Agua de enero, todo el año tiene tempero".
De hecho, según la comarca o el pueblo donde nos encontremos, el rallo o botijo recibe distintos nombres; en Andalucía, por ejemplo, se conoce también como búcaro...
Sea como fuere, se trata sin duda de un envase reutilizable y ecológico -fabricado con barro cocido poroso- destinado a almacenar agua. La clave está en la evaporación: el líquido almacenado se filtra por los poros de la arcilla en contacto con el ambiente seco del exterior y se evapora, produciendo un intenso enfriamiento por el calor latente, o calor de cambio de estado requerido.
Ingenioso, ¿verdad?
Por cierto que la imagen que hoy acompaña nuestro artículo se titula: Rallo con tinajas sobre " una coladera" de piedra. Foto: L.L. Casa Quinto
2. Chapa con agujeros iguales a los de ese instrumento que sirve para otros usos.
3. Especie de botijo con boca ancha de agujeros pequeños.
Rallo proviene del latín rallum; de radĕre, "raer", y describe un utensilio para rallar, consistente en una chapa con agujeros, que se usa en la cocina para desmenuzar alimentos como el pan duro, zanahorias, manzanas, cáscara de limón, nuez moscada, queso… ;-
A propósito de la tercera acepción, nuestro custodio Ylagares nos comenta: El rallo o botijo es uno de los objetos que van pasando a "mejor vida", pero fue la vasija más usada para mantener el agua fresca, sobre todo la de enero.
Ya nos lo dice el refranero:"Agua de enero, cada gota vale un dinero" o "Agua de enero, todo el año tiene tempero".
De hecho, según la comarca o el pueblo donde nos encontremos, el rallo o botijo recibe distintos nombres; en Andalucía, por ejemplo, se conoce también como búcaro...
Sea como fuere, se trata sin duda de un envase reutilizable y ecológico -fabricado con barro cocido poroso- destinado a almacenar agua. La clave está en la evaporación: el líquido almacenado se filtra por los poros de la arcilla en contacto con el ambiente seco del exterior y se evapora, produciendo un intenso enfriamiento por el calor latente, o calor de cambio de estado requerido.
Ingenioso, ¿verdad?
Por cierto que la imagen que hoy acompaña nuestro artículo se titula: Rallo con tinajas sobre " una coladera" de piedra. Foto: L.L. Casa Quinto
2 comentarios:
Sí, eso de "agua de enero, cada gota vale un dinero" (muuuuuuucho dinero, es especialmente válido con esto de las voraces empresas españolas, perdón por los presentes.
Yo lo llamo rallador, no sabia que se podía llamar rallo.
Un saludo
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