1. Buhonero.
2. Mercader de poca importancia.
Amigos, nuestra voz del día proviene de la suma de los términos mercar y chifle. Por un lado, mercar, es un verbo transitivo del latín mercāri, "comprar", y describe la acción de adquirir algo por dinero. Por el otro, chifle -silbato- es un sustantivo derivado del verbo chiflar, que a su vez hunde sus raíces en el latín sifilāre...
...Así pues, siguiendo el hilo etimológico que os hemos presentado un mercachifle bien podría ser un comerciante de silbatos y otros artículos banales... Así lo describe el DRAE en sus dos acepciones, equiparándole en la primera al buhonero, hombre que vende buhonerías, esto es, un conjunto de chucherías y baratijas de poca monta, como botones, agujas, cintas, peines...
Nuestro custodio F. de Miguel al proponernos la palabra nos comenta con acierto: "Sería bueno actualizar esta palabra y darle un significado actual para los mercachifles que venden baratijas financieras a precio de oro, engañando..." ;-)
En cualquier caso, hoy os presentamos dos ejemplos para contextualizar la palabra; el primero perteneciente a la obra La curandera de Medellín, del escritor español Luis Chamizo Trigueros (1894-1945):
"...Ya tornan los jinetes, al paso castellano,
mostrando en sus arzones las piltrafas sangrientas.
Mercachifles rumbosos
les brindan chirrichoflas y dulzainas caseras.
Ansiedad, cuchicheos;
redoblantes, trompetas...
¡Silencio! El pregonero
va a fallar la contienda..."
Y el segundo de Julio Herrera y Reissig (1875-1910, poeta y dramaturgo uruguayo), perteneciente a su hermoso poema Bostezo de luz:
"Cien fugas de agua viva rezan a la discreta
ventura de los campos sin lábaro y sin tronos.
El incienso sulfúrico que arde por los abonos,
se hermana a los salobres yodos de la caleta...
Con sus densos perfiles y sus abruptos conos,
a lo lejos, la abstracta serranía concreta
una como dormida tormenta violeta
que el crepúsculo prisma de enigmáticos tonos.
Silencio. Un gran silencio que anestesia y que embruja,
y una supersticiosa soledad de Cartuja.
Ripian en la plazuela, sobre el único banco,
el señor del Castillo con su galgo y su rifle...
Y allá en la carretera, que abre un bostezo blanco,
se duerme la tartana lerda del mercachifle."
¡Hasta la próxima transacción en este oceáno de letras y corazón! ;-)
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3 comentarios:
lábaro, una palabra extraña en un poema, aunque en sí todo el poema es distinto. Muy bueno.
Y la palabra, ¡ah!, el mundo está lleno de ellos, bien útiles que son.
Saludos.
Cierto, curiosa palabra... ¿qué te parece si tomamos nota de LÁBARO para futura publicación?
Gracias, Ojo humano. Un saludo ;-)
Recuerdo la palabra mercachifle de mi niñez. Efectivamente era un vendedor de poca monta, aunque no recuerdo que usara silbato. Muy interesante. Saludos.
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