Sugerida por...YlagaresSe dice del individuo de ciertos pueblos que habitaban en la costa septentrional de África.
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Del griego λωτοφάγος: "que come loto".
Nuestro custodio Ylagares nos sorprende hoy con este singular vocablo de ascendencia griega. Los lotófagos o "comedores de loto", según la mitología de la época, eran un pintoresco pueblo que se alimentaba únicamente a base de flor de loto (alimento que, tal y como narran los relatos, provocaba una inmediata e irremisible pérdida de memoria, sumiendo al sujeto en un estado de olvido profundo y perpetuo...)
Nuestro custodio Ylagares nos sorprende hoy con este singular vocablo de ascendencia griega. Los lotófagos o "comedores de loto", según la mitología de la época, eran un pintoresco pueblo que se alimentaba únicamente a base de flor de loto (alimento que, tal y como narran los relatos, provocaba una inmediata e irremisible pérdida de memoria, sumiendo al sujeto en un estado de olvido profundo y perpetuo...)
El propio Ylagares nos brinda un fantástico ejemplo de nuestra voz de hoy en La Odisea, poema épico atribuido al poeta griego Homero (siglo VIII a.C.)...
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En su obra, Homero narra las peripecias de Ulises y sus compañeros al arribar a un país extraño en el que los nativos les ofrecen flores de loto. Al ingerirlas, los sufridos navegantes olvidan su patria por completo y deciden quedarse con los lotófagos. Compartimos con vosotros el fragmento alusivo:
…Así que desde allí fuimos arrastrados por fuertes vientos durante nueve días sobre el ponto abundante en peces, y al décimo arribamos a la tierra de los Lotófagos, los que comen flores de alimento. Descendimos a tierra, hicimos provisión de agua y al punto mis compañeros tomaron su comida junto a las veloces naves. Cuando nos habíamos hartado de comida y bebida, yo envié delante a unos compañeros para que fueran a indagar qué clase de hombres, de los que se alimentan de trigo, había en esa región; escogí a dos, y como tercer hombre les envié a un heraldo. Y marcharon enseguida y se encontraron con los Lotófagos. Éstos no decidieron matar a nuestros compañeros, sino que les dieron a comer loto, y el que de ellos comía el dulce fruto del loto ya no quería volver a informarnos ni regresar, sino que preferían quedarse allí con los Lotófagos, arrancando loto, y olvidándose del regreso. Pero yo los conduje a la fuerza, aunque lloraban, y en las cóncavas naves los arrastré y até bajo los bancos…
Para terminar, y como muestra de una aplicación contemporánea y actual de nuestra voz de hoy, os sugerimos un interesante artículo de Manuel José Díaz-Pacheco Galán: ¿Son los alumnos lotófagos?
... ... ... (¿¿¿???), ¡ah, sí!... ya me acuerdo qué venía ahora: ¡hasta el próximo olvido!
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9 comentarios:
Preciosa palabra...ahora entiendo mejor a mis alumnos, creo que incluyen en su dieta básica la flor de loto...
Gracias por el granito de arena que ponéis todos los días en la montaña del español.
Un abrazo.
Interesante concepto el que encierra esta palabra, más allá de su significado etimológico. Para algunas desgracias que se sufren en los tiempos presentes, que son muy difíciles, no vendría mal ingerir unas cuantas flores de loto.
interesante entrada !!! por cierto no sabia lo de la existencia de pueblos de África que se alimentasen sólo de flor de loto .
que curiosa la palabra si señor...me gusta...un abrazo...
El trigo alimenta el cuerpo, parece ser que el loto va más allá de la carne... Consume demasiada energía la materia para una flor tan ligera, mas quien la mastica ya no necesita alimentarse... Porque se olvida que tiene patria, bandera... y hasta familia.
Curiosa palabra. Habría jurado que significaba "comedor de lotos". Pero resulta que es un pueblo africano. Un saludo y gracias por enseñarme cada dia una cosa más.
Bien: conectar con la literatura clásica es un punto a tu favor.
me gusta,algunas son raras.son educativas
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