Por alusión a Heliogábalo, emperador romano.
Se denomina heliogábalo a la persona que siente un deseo desordenado por el placer de la comida o la bebida en alusión a un emperador romano homónimo, pero, ¿quién fue este heliogábalo?
¿Por qué?, os preguntaréis...
Pues bien, uno de los principales pasatiempos de este particular emperador consistía en organizar banquetes pantagruélicos e invitar a cenar a los hombres más gordos de Roma, sentándolos en almohadones llenos de aire que eran pinchados de improviso, haciendo rodar a los infortunados comensales por el suelo...
¡Pero aún hay más!: si por cualquier motivo el emperador se sentía generoso y la comida era auténtica, los invitados podían encontrar todo tipo de sorpresas en el menú: desde arañas y gusanos en salsas y aliños, hasta excrementos en la repostería...
Obviamente los romanos no aprobaban ni la forma de vivir ni el sentido del humor de este angelito de emperador. Su mandato fue breve; apenas tres años desde el año 218 al 222, en los que le dio tiempo de sobra a demostrar su crueldad, barbarie y despilfarro...
Increíble pero cierto... ¡hasta nuestra próxima historia!