1. Charro (recargado de adornos)
2. Barro o lodo pegado en la parte inferior de la ropa.
3. Pingajo, harapo.
4. Tira de cuero que se mete entre los ojales de la abarca, para asegurarla bien con la calzadera.
Nuestra palabra de hoy, del euskera "txar": débil, defectuoso, se trata de un interesante vocablo que en su primera acepción (como sinónimo de "charro") es un adjetivo ampliamente empleado en el sur de España, especialmente en Andalucía.
Nuestro custodio Martinjose nos envía esta simpática nota a propósito de la palabra que nos ocupa:
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Existen innumerables palabras que casi no necesitan de su definición para saber más o menos lo que significan, pero esta es una de entre tantas que, a no ser la conozcas de antemano, suena a insulto.
A ver, imagina que en una disputa con mucha algarabía, alguien te increpa con contundencia y cara encolerizada, con los ojos encendidos por la cólera o la envidia acumulada por lo que fuere, lanzándote a grito pelado esta palabreja: ¡Zarrio. Que eres un mal zarrio!.
Bien mirado sí que es un insulto, porque te están llamado un objeto que normalmente va por los suelos. A rastras. De ahí zarrapastroso.
Pero también resulta que es la tira de cuero que pasa por los ojales de un calzado. Cuando vaya a Sprinter, voy a pedir si tienen unas Adidas con zarrias negras. A ver qué me dicen.
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¿Os animáis a hacer la prueba? ¡Hasta la próxima sorpresa! :)
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2. Barro o lodo pegado en la parte inferior de la ropa.
3. Pingajo, harapo.
4. Tira de cuero que se mete entre los ojales de la abarca, para asegurarla bien con la calzadera.
Nuestra palabra de hoy, del euskera "txar": débil, defectuoso, se trata de un interesante vocablo que en su primera acepción (como sinónimo de "charro") es un adjetivo ampliamente empleado en el sur de España, especialmente en Andalucía.
Nuestro custodio Martinjose nos envía esta simpática nota a propósito de la palabra que nos ocupa:
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Existen innumerables palabras que casi no necesitan de su definición para saber más o menos lo que significan, pero esta es una de entre tantas que, a no ser la conozcas de antemano, suena a insulto.
A ver, imagina que en una disputa con mucha algarabía, alguien te increpa con contundencia y cara encolerizada, con los ojos encendidos por la cólera o la envidia acumulada por lo que fuere, lanzándote a grito pelado esta palabreja: ¡Zarrio. Que eres un mal zarrio!.
Bien mirado sí que es un insulto, porque te están llamado un objeto que normalmente va por los suelos. A rastras. De ahí zarrapastroso.
Pero también resulta que es la tira de cuero que pasa por los ojales de un calzado. Cuando vaya a Sprinter, voy a pedir si tienen unas Adidas con zarrias negras. A ver qué me dicen.
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¿Os animáis a hacer la prueba? ¡Hasta la próxima sorpresa! :)
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4 comentarios:
No la conocía, y menos como insulto, pero si me lo gritaran en ese plan, comprendería que nada bueno me están diciendo.
Mí madre me dice a veces que voy muy zarriosa, jaja cuando llevo algo que a ella no le cuadra.
TERE
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos
Tu madre es extremeña,fijo¡¡¡
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